Tengo cuarenta años y desde mi adolescencia estoy diagnosticado de trastorno bipolar. Por lo tanto, mi experiencia a nivel personal con los fármacos es extensa. Lo más complicado, siempre cuando se empieza con una enfermedad de este tipo, es dar con el diagnóstico y medicación adecuados. En mi caso fue muy complicado, no daban con lo que me ocurría. Mientras tanto, o me daban una medicación que me hacía dormir todo el día, o por el contrario para contrarrestar ese efecto, otra que me aceleraba hasta ponerme demasiado eufórico.
Me sentía y estaba bastante inestable, aparte de parecer una cobaya de laboratorio. Cierto día, coincidiendo con el cambio de psiquiatra, empecé un periodo de luz y estabilidad en mi vida. No sé si milagrosamente o por su experiencia y conocimientos, dio con el diagnóstico correcto, aparte de con la medicación adecuada.

Oye, ¡¡Milagro!! En unos días, semanas, la mejora fue abismal, empecé a despegar. Anímicamente era una persona totalmente distinta. Ilusionado con la nueva etapa, con muchas ganas de vivir, incluso deseando trabajar y recuperar de alguna manera el tiempo que estuve “de baja” …
Muchas veces a los profesionales les cuesta dar con el diagnóstico. Muchísimo más con la medicación adecuada. Sé que es un camino largo y tedioso, pero todo llega. Esta vida es muy bonita y bella, solo hay una y debemos aprovecharla al máximo. Aunque también tengamos que luchar continuamente, tropezar, caernos y levantarnos…
No debemos rendirnos, ¡NUNCA!
Moi interesante a descripción e destacar un texto chego de optimismo.
Grazas
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